sábado, 11 de agosto de 2012

Cronicas del Dia Z # 8

Las crónicas del día "Z" 8va. Parte


Valeria recordó a su viejo amigo en un sezgo de nostalgia, su vida y la de sus compañeros peligra, sin embargo, aun hay una historia y un secreto que no ha sido revelado.

El miedo es la reacción natural que tenemos a una situación desconocida, sin embargo, es un sentimiento tan primitivo que es dificilmente encasillable solo en ese concepto. Se le puede temer a aquello que se ve, por el simple hecho de no conocer sus limites.
El miedo puede derivar en terror, puede convertirse en un trauma, o ser el detonante de nuestra acciones más audaces. El miedo puede ser nuestra primera respuesta defensiva o nuestra última acción en vida. El miedo te mantiene vivo o el miedo te puede matar.

EL AULLIDO

-Toma esto.

La mano de Blasco extendía delante de Vale una pistola. Una promesa.
-Esta es una glock, tiene 18 cartuchos dentro, 17 por cargador mas uno en la recámara, ten cuidado, está lista para disparar. Aquí hay tres cargadores mas. Utilizalos únicamente si no tienes más opción.La chica tomó con manos temblorosas el frío artefácto. Era más que notorio que aquel regalo era el mejor que podían darle, significaba una esperanza y venía de alguien que, presentía, nunca volvería a ver.

Jose Luís Almárraga recordaba aquel momento como si ubiese ocurrido aller, a pesar de que ya habían pasado muchos años.

-¿Cuantos? ¿Veinte? Así debió ser, fue apenas unos meses despues de que inició la plaga. 80 días de estar acuartelado desde que la humanidad había contemplado el pútrido rostro de su verdugo, y la cadavérica mano que la conduciría a la extinción.

Esos recuerdos, aquel sentimiento que permaneció guardado en quien sabe que parte de su interior volvió a surgir de pronto, con un ensangrentado papel que llegó desde el mar.

Lo peor fue la reacción de Valeria, quien inmediatamente solicitó permiso para ir a investigar la posible existencia de otro refugio y de más sobrevivientes a unos cuantos kilómetros de ahí. -Almárraga sabía los verdaderos motivos de su búsqueda. Felipe Tovar, un cultivador de tomates, le había dicho que, antes de entregarle el papel, Valeria lo sostenía frente a si, sentada en la playa como una niña, llorando y riendo por ratos, mientras lo releía una y otra vez.

Él supo inmediatamente por que, por que estaba tan interesada en llegar hasta ese refugio a pesar de saber que no lo encontraría con vida, ni a él ni a sus "EFEM".

Almárraga se sentó en su improvisado escritorio, en la tienda numero 64 del campo de refugiados, y llamó a Genaro López, su hombre de confianza.

Genaro, cierra por favor la cortina

dijo cuando este entró- debo pedirte un favor enorme. Pero antes, debo contarte que sucedió para que no me culpes, sino que entiendas mis próximas acciones.

Nos habían ordenado proteger la base numero 333 en Cuernavaca, Morelos. Seis contingentes de los mejores soldados del país, al menos, de los mejores que aun quedaban vivos y que no estaban recibiendo ordenes de ir a cubrir otros puntos de interés o de reclutar a nuevos cadetes desde los civiles refugiados.

Ante la luz pública no se habían tomado acciones militares, pero ya habían mermado mucho las defenzas Mexicanas debido a la solicitud de apoyo militar que giró Estados Unidos, y que nuestro expresidente obedeció como un perro faldero. Eres jóven para recordarlo, pero nosotros eramos de su propiedad desde hacía mucho.

En fin, cerca de 7 mil jóvenes cadetes, fueron mandados para una operación de protección en el desierto de Nevada, iban a acordonar la Zona para establecer desde ahí un punto seguro para el presidente Norteamericano y su gabinete de emergencia. No contaban con que las Vegas y todos los pueblos y ciudades circunvecinos ya estaban tomados por los no muertos, y que estos, simplemente llegaron, avanzaron, derrotaron, mataron y prevalecieron.

Centenares de recursos militares se cubrieron de sangre y arena en uno de los mayores derroches de equipo y elementos desde que tengo memoria. Para nuestra de malas, el presidente y su gabinete alcanzaron a meterse en su jodido búnker y aun pudieron dar otro par de ordenes estúpidas antes de morir de inanición.

Pero me estoy desviando del tema.-El asunto está en que, como una de las últimas escuadras de infantería disponibles, nos pusieron a cargo de la seguridad de un grupito de médicos y científicos que, se supone, pondrían su granito de arena en la creación de una vacuna o un arma eficaz contra los zombies. El 15 de septiembre, se anunció la llegada de un contigente de supervivientes proveniente desde el norte del país.

El convoy de autobuses era tan grande y el camino estaba tan cerrado de vehículos abandonados que traía consigo un enorme grupo de no muertos, y si a eso les sumamos todos los que se unían a aquella persecución en cámara lenta, tenemos que aquellos vehículos con refugiados llevaban hasta nosotros a una multitud de infectados que sería imposible detener con armas convencionales.

Al principio se pensó en usar armamento pesado, tal vez incluso ataques aéreos, pero a esas alturas eran muy pocos los pilotos que quedaban, la mayoría había desertado y huído en sus naves de cargo hacia quien sabe donde, los otros que no habían uhído, bueno, quien sabe, probablemente eran parte de esa multitud putrefácta.

Como sea, a alguien se le ocurrió un plan para poder desviar a ese montón de podredumbre sin gastar demasiada munición.

No te aburriré con detalles técnicos, posiciones estratégicas ni nombres muertos, solo te diré que lo llamaron "plan codorniz".

En el mundo antes de los zombies existían en el campo unas aves llamadas codornices. Se dice que cuando una hembra con crías descubría que se acercaba un depredador como un coyote o un humano, volaba en dirección a él, y se exponía a ser atrapada para darles tiempo a sus polluelos de ocultarse.

Por eso se llamó "plan codorniz", se desviaría un par de autobuses, los ultimos de convoy, para que estos llevaran a los infectados lejos de las instalaciones de la base 333. Se supone que los conducirían hasta una rotonda o parque donde los evacuaríamos y llevaríamos a salvo por otro camino.

El asunto está en que, al sujeto que ideo ese plan no se le hizo suficientemente desalmado usar civiles indefensos como señuelo, sino que, comprobando la cantidad de víveres consideró que no era viable tal cantidad extra de personas en la base, así que se debían abandonar los autobuses que se utilizaron como carnada.

Docenas de personas murieron por esa decición, y aún hoy me lamento por haber escuchado las órdenes de ese imbècil.

De los autobuses que llegaron a la base, decendieron muchas personas, pero en la que más me fijé fue en una chiquilla. Tenía unos 15 años en aquel entonces. La edad que tendría mi hija en aquel tiempo si el cáncer no me la ubiera quitado unos años atrás.

El asunto es que, los padres y el hermano de esa muchacha iban en uno de los autobuses que se usaron de señuelo, así que, en parte por el recuerdo de mi hija y en parte por el sentimiento de culpa, adopté a aquella niña como mi protegida.

-Esa niña era Valeria ¿cierto? -preguntó Genaro, casi inconsientemente, sin ánimos de interrumpir.

-así es, era Valeria. Nunca pude decírcelo, si ella se ubiera alejado de mi, supongo que simplemente me habría dejado matar como tantos otros. Ella, al ser "mi hija" se volvió mi razón de luchar, mi objetivo a defender.

El 23 de septiembre se perdió la base numero 333 de Cuernavaca, los zombies penetraron el perímetros justo detrás del campamento de civiles, ese día murió el presidente y ese día le metí un plomo en la rodilla al idiota que creó el "plan Codorniz", sentí justo que experimentara la misma muerte que aquellos pobres que se quedaron en aquellos autobuses.

Si Vale no ubiera estado conmigo en ese presiso instante muy probablemente habría muerto como los otros.

Yo la había llevado hasta uno de los camiones de almacenamiento que estaban estacionados en la parte trasera del complejo, ella era una de los voluntarios para llevar la comida hasta las cocinas de la base, así a ella tambien le tocaba comida cocida, en vez de las raciones de enlatados que les daban a los civiles.

Mandé a Vale que se ocultara al fondo del camión, entre las proviciones, mientras yo trataba de unirme a los equipos de choque, pero ya era tarde, la multitud de civiles que corrían tratando de uir de los no muertos me impidió el paso, lo único que hice fue hacer un cálculo mental de la cantidad de víveres que había en el camión y halar a los primeros civiles que vi. Nos quedamos en aquel contenedor de camión encerradas 6 personas. Tu padre y tu, una mujer llamada Lucero, Un hombre llamado Guillermo, dos niños llamados Andrés y Pablo, Valeria y Yo.

Lo más discretamente que pudimos habrimos un agujero en el techo del contenedor.

Nos quitamos los zapatos para no hacer ruido al caminar y ordenamos los víveres en un extremo del vehículo y utilizabamos una caja forrada de bolsas para deshacernos de los desechos, a veces oíamos disparos en alguna parte de la base, lo que indicaba que había al menos otro superviviente, pero jamàs tratamos de establecer contacto con él, era demasiado peligroso.

Teníamos agua y comida para unos 3 meses, el inconveniente era siempre el espacio, el estrés que produce estar encerrado en un cuarto tán reducido, pero todos sabíamos que era mejor que esperar a que llegara la ayuda.

Y así, solos y sin noticias del mundo exterior, estuvimos por casi 80 días, hasta que algun imbécil hizo estallar una granada en uno de los almacenes cercanos.

Los no muertos se aglomeraron por cientos, pero no solo ellos habían llegado, sino otro superviviente.-Puedes creerlo, un sujeto se las había ingeniado para cruzar el país aun en medio de toda esta porquería, había ido a salvar a su novia que vivía en Michoacán y ahora estaba nuevamente de regreso, con destino a aquí a Veracruz.

El asunto está en que él tampoco había activado la granada, sino que estaba buscando subirse al techo del remolque para evitar que los zombies lo alcanzaran a él o a su novia. al ver el agujero en el techo se asomó y nos vio y así fue como conocimos a ese tal Blasco del que habla ese papel que encontraron en la playa.

-Pero, ¿No dice que su base estaba asentada en Cuernavaca? -Genaro interrumpió intrigado- Si ese sujeto venía de Michoacán ¿que hacía en Cuernavaca?

-Presisamente a ese respecto es el favor que quiero que hagas por mi, pero permiteme te explicaré a continuación con la misma explicación que me dio Blasco.

Ese tipo no era cualquier persona, era un superviviente, no lo puedo describir de otra forma. Previendo el hecho de que se requerirían a civiles para completar las disminuídas filas militares, se escondió con su familia antes de que llegasen los equipos de reclutamiento.

En esos días, debido a las circunstancias, era obligatorio el servicio militar, y si algun hombre en edad de portar las armas se negaba era ejecutado, aunque a vivas penas era mejor que tener que enfrentarse a las hordas de zombies.

Blasco se anticipó a eso y según me contó logró esconder a su familia entera.

Luego los mandó con destino a esta ciudad, Veracruz, pero no buscaban este viejo fuerte, que alguna vez fue un Punto de contensión, él sabía que los militares aun tenían implementado el operativo de combate con armamento, así que pronto se verían superados por el numero de zombies que atraerían sus armas de fuego.

No, el pidió a su familia que se dirigiera a San Juan de Ulúa; confesó ante mi que no sabía que ya había sido pensada como refugio de un destacamento militar de la fuerza Naval, uno que por cierto cayó ante los zombies rápidamente, sin embargo su plan tenía una falla menos que la de los navales, él pensaba derribar el muelle y hacerlo entonces un refugio aislado. Dificil, si, pero posible.

Como entenderás, él no se fue con ellos, él entonces entró a pie y sin mas arma que una espada y algunas viejas pistolas en la parte más peligrosa del país en esos tiempos, la zona metropolitana del centro. En Puebla capital ayudó a algunos de sus viejos amigos y de igual forma los envió a San Juan de Ulúa.

Blasco, desde algunas perspectivas aparentemente no tenía miedo, pero él me demostró que eso era mentira.

Al momento de llegar al remolque en que nosotros nos refugiamos, inmediatamente puso manos a la obra en cubrir el agujero superior con el que ventilabamos el lugar.

Como te imaginarás yo me opuse, el aislamiento generaba claustrofobia, imaginate tener que pasar mas tiempo en ese viejo depósito y ahora sin luz solar, pero él, lo hizo con bastante nerviosismo argumentando que no era seguro que estuviera destapado de esa forma -Genaro encorvó una ceja, en señal de incredulidad-.

-Al igual que tu, dudé de sus motivos de alarma, pero entonces me contó lo que le sucedió al salir de la capital poblana, y me aclaró entonces por que prefirió entrar a la enorme ciudad muerta de Cuernavaca en lugar de ir por los desolados caminos rurales circundantes.

La ciudad de Puebla era un Caos, muchas calles estaban totalmente bloqueadas por no muertos, y otras por los accidentes automóvilisticos que estos provocaron. La unica salida que Blasco encontró relativamente disponible fue la de un boulevard llamado Carlos Camacho Espíritu, que los locales conocían como Valsequillo.

Eras muy jóven en aquel entonces y dudo que recuerdes un detalle fundamental que caracterizaba a Puebla, y principalmente a aquel boulevard -Genaro negó con la cabeza-.

Bien, Puebla era famosa, entre otras cosas por un gran Zoologico llamado Africam, fundado por Carlos Camacho, ese Boulevard pasaba justamente junto al enorme zoologico.

Ese parque tenía la particularidad de que al visitarlo te sentías como en un safari, los santuarios en que estaban los animales eran enormes, había varias especies entremezcladas coabitando como lo harían en su tierra natal, y tu entrabas en tu vehículo, atravesando los recintos.

Pues bien, supongo que Blasco también lo sabía pues al encontrar bloqueada la carretera con un enorme camión sisterna en llamas decidió atravesar en coche el zoológico para poder librar esa zona intraspasable.

El panorama dentro del lugar no era mejor que fuera, los animales estaban, en el mejor de los casos destripados. Le asombró a Blasco ver que criaturas tan poderosas como los búfalos habían sido atacadas y devoradas, obviamente no habían sido los leones pues a ellos no les había ido mejor, fue entonces cuando notó algo inquietante, dos cosas en realidad.

¿Sabes cual creo que fue la clave de la supervivencia de ese civil? -Genaro negó con la cabeza-.

Era observador y previsor, y en ese momento demostró ser observador.

Para poder acceder al recinto de los leones había tenido que entrar a la caseta alta del guardia y accionar la puerta manualmente. Luego, entró al recinto y encontró a todos los leones muertos, bajó nuevamente del vehículo y habrió el otro portón para poder salir
-Genaro arqueo una ceja en señal de estar intrigado.

Exacto, los leones habían sido devorados, las puertas estaban cerradas y no había un solo no muerto dentro.

Y la escena se repitió en la estancia de los tigres, y la de los lobos y la de los osos.

En todas las zonas era lo mismo, estaban llenas de los cadaveres, bueno, no todas. Los recintos de los gibones, el orangután y los chimpacés estaban vacíos, con manchas de sangre y huellas de pelea, pero vacíos.

Ese escalofrio recorriendo la espina, lo puedo ver reflejado en tu rostro Genaro, igual como lo vi reflejado en el de Blasco cuando me contaba, y como seguramente se vio en el mio, pues pude sentirlo en mi espina cuando comprendí lo que me estaba diciendo.

-¡No es posible, los animales solo son alimento, no se infectan como los humanos! -Dijo Genaro incrédulo.

-Te pediré que bajes la voz, alguien mas puede escucharte, pero ¿en verdad no es posible? piensalo, estoy seguro que hasta tu, que eras joven cuando el viejo mundo terminó recordarás que la ciencia afirmaba que nuestros parientes mas cercanos como especie eran los primates.

Bueno, tal vez no lo sepas pero la mayoría de los simios de zoológico, principalmente los simios grandes, morían debido a enfermedades contagiadas del ser humano, así que no era raro que un orangutan en un zoológico muriera de una complicación respiratoria ocasionada por que un chiquillo con tos visitó su jaula.

En las montañas de Ruanda, incluso se prohíbía que los turistas enfermos entrasen a los bosques para evitar el contagio masivo de las pequeñas poblaciones de gorilas.

Incluso -lo dijo entre una pequeña y apagada sonrisa- el famoso y estoy seguro casi extinto virus del SIDA se supone fue originalmente una enfermedad de una población de monos de áfrica.

El asunto está en que Blasco se encontró particularmente nervioso de enfrentarse a un nuevo enemigo del que desconocía sus límites.

¿Por que son peligrosos los zombies humanos? Su fuerza depende directamente del cuerpo del infortunado infectado, no tienen más fuerza que cualquiera de nosotros, y solo pueden caminar, hasta los escalones son una dificultad para ellos, y los obstáculos que los superen en altura son a veces una barrera infranqueable por su poca coordinación ojo-manual.

-Ya lo había discutido con Manuel y con Valeria en otra ocación -respondió Genaro con confianza-, su peligrosidad es por su tenacidad, tienen nuestra misma fuerza pero ellos no se cansan, si tardamos demasiado tiempo forcejeando con ellos nos doblegan por que nuestros musculos ceden mientras que ellos no sienten dolor o ninguna otra sensación.

-Exacto, pero ahora imaginate un zombie que no solo tiene esa incansable voluntad sino también la fuerza de diez hombres sanos, que además está en su instinto la coordinación motriz de manos y pies, cuya movilidad no se basa en dos extremidades sino en cuatro, lo que le confiere mayor velocidad. un zombie al que no lo detengan muros, alambradas o árboles, por que para él escalar es tán natural como caminar lo es para nosotros. -Genaro se estremeció.

-Los científicos decían que compartíamos legado genético con los simios, lo que significaba compartir tambien enfermedades.

Blasco los encontró en un enorme recindo que asemejaba a las llanuras africanas. En su tiempo había contenido antílopes, búfalos, rinocerontes y hasta elefantes pero ahora era un enorme criadero de moscas y ratas que se cebaban con los cadaveres podridos de sus antiguos ocupantes.

La carroña demidevorada de los animales estaba regada por todos lados pero era particularmente llamativa la de los enormes paquidermos, al parecer entre ellos y los rinocerontes habían armado una buena pelea pues tanto los colmillos de los primeros como los cuernos de los segundos estaban manchados con sangre reseca.

Fue cuando notó su presencia.

Al principio no distinguió forma alguna en aquellos enormes bultos negros que rodeaban perezosamente el cadaver del elefante más grande, pero conforme el vehículo seguía avanzando reconoció la forma de aquellas musculosas y peludas espaldas de un enorme chimpancé macho.

El pelaje se veía grasoso, recubierto con sangre de sus presas, tenía partes sin pelo, y claras heridas de cuernos y garras por todas partes, pero eso solo lo hacía ver mas aterrador.

Al voltear fue cuando las pesadillas de Blasco comenzaron. Aquel rostro inhumano era especialmente aterrador, dificil de describir la impresión que causa un simio no muerto.

El aullido que profirieron al notar su presencia fue infinitamente mas aterrador. ¿alguna vez te has preguntado por que gimen los zombies?

-Nunca -contestó Genaro sin ganas.

-Es normal, estamos tan acostumbramos a verlos que damos por sentado muchas cosas. Bien, se supone que no deberían gemir, recordarás que no respiran, y tampoco necesitan sus pulmones, bien, el gemido de un zombie proviene de su estómago, ellos no se pudren, pero la carne que mastican y tragan si, y esa materia pútrida se acumula en sus enormes panzas, y genera grandes cantidades de gas por su descompocición.

Imagínate ahora cuanto gas contendría una cavidad abdominal como la de un orangután llena de carne de animal pudriéndose progresivamente. Esos seres tenían suficiente metano en sus barrigas para producir un aullido largo y profundo. Pero lo más terrible no era eso, sino su comportamiento.

-¿A que se refiere?

-Comportamiento social.

-¿Conservaban un comportamiento social? ¿Pero se pierde toda clase de conocimiento durante la reanimación?

-El conocimiento Nato, si, pero no el innato. Se que suena raro pero piensa en esto, en el ser humano el conocimiento innato es comer, caminar, asir objetos con las manos, ver con los ojos, oler con la nariz. Todo lo que un zombie tiene, ¿cierto? -Genaro asintio con la cabeza nuevamente.

-Mientras que, el vocabulario, el reconocimiento de personas, el rango y la cooperación social son razgos que se tienen que aprender.

Recuerdas que hasta hace unos años en las exploraciones al area infectada se hablaba de avistamiento de gente salvaje, esos eran niños cuyos padres habían muerto cuando la plaga apenas estaba empezando, se las habían ingeniado para sobrevivir pero no tenían un vocabulario, o nos reconocían como semejantes, al vernos, uían. En el ser humano el conocimiento innato es sumamente escazo, todo lo aprendemos de las personas en nuestro entorno.

En los animales no es así.

Criaturas que nunca vieron a sus padres saben perfectamente comunicarse entre si, reconocen que en determinada época deben hacer un nido o cavar una madriguera y buscar una pareja.

Desde que nacen pueden caminar, trepar o hasta correr pues en su instinto está que es la unica forma de seguir con vida.

Antes, cuando alguien criaba a un cachorro de Coyote, sabía que no debía dejarlo cerca de un pollo, pues inevitablemente terminaría matandolo, no importa cuan domesticado fuera el coyote. -Pues bien, estos simios zombies no eran del todo diferentes a los otros zombies, solo que sus instintos primarios eran mas que los de un zombie humano, lo que implicaba que podían hacer más cosas para poder conseguir comida.

-Pero Blasco debió haberlos eliminado -dijo Genaro tratando de convencerse a si mismo-, si él continuó con vida significa que debió acabar con todos ellos.

-No, Blasco huyó, como lo habrías hecho tu o yo en su lugar. El agua, las alambradas, los muros, nada iba a detener a aquellas monstruosidades y él comprendió eso claramente, por eso huyó de ahí más lo más rápido que pudo. Disparó un par de veces cuando esas cosas subieron al toldo o al cofre del automóvil, o cuando uno rompió una de las ventanillas, pero no se quedó a pelear. Por eso pudo contarmelo.

-No lo entiendo -interrumpió Genaro-, usted dijo que ese tal Blasco era previsor, acaso no previo que tendría que volver a pasar por ese lugar para llegar hasta aquí.

-Permiteme que continúe, por favor. Él huyó del lugar, entenderás que despues de eso, él pensó inmediatamente en evitar a toda costa cualquier ciudad que tuviera zoológicos. Sin embargo, justo en el trayecto, en uno de esos pueblos de Michoacán cuyo nombre terminaba en écuaro, Zinapécuaro creo que era... bueno, da igual, el punto esta en que al atravezar una región rural y escazamente poblada se encontró con otro grupo de simios.

Nunca supimos, a pesar de nuestras investigaciones mentales, de que zoologico salieron, probablemente del Zoologico Benito Juarez de Morelia, lo cierto es que, otra cosa que impele el instinto de los simios es buscar el campo, así como el instinto de los zombies los lleva a buscar las poblaciones.

Tampoco trató de acabar con estos, eran demasiados para él, y vio por la forma en que se alimentaban y atacaban a los zombies que se acercaban que eran extremadamente peligrosos. Si, como lo oyes, los zombies simio atacan a los zombies humanos, tambien es parte del instinto. -Lo que hizo después fue solamente basado en la previsión.

Se mantuvo en movimiento constante, ya que supuso que los zombies mono tenían un mejor oído, olfato y vista que los zombies humano, basado en sus caracteristicas en vida.

Sus refugios estaban aislados, dejó los refugios altos y los cambió por cosas menos seguras contra los zombies humanos, pero mas propias para defenderse de los zombies mono, como casas o camiones.

El mayor temor de Blasco estaba en lo siguiente. Durante su trayecto, cuando se detenía por espacios prolongados escuchaba a lo lejos los aullidos de aquellos monstruos.

Esas cosas, con sus sentidos tán desarrollados, eran capaces de seguir a sus pontenciales presas por kilómetros. Por eso cuando llegó hasta nuestro refugio inmediatamente buscó la forma de tapiar el agujero que estaba en el techo.

-Durante la semana que permanecieron en el remolque, Valeria y Lucero platicaron llana y tendidamente con la novia de ese tipo, no recuerdo cual era su nombre. Blasco llegó a tenerle cariño especial a Valeria, pues decía que era admirable que a pesar de todo no había perdido la sonrisa.

Valeria consideraba heróico lo que ese sujeto había hecho, y decía que había sido muy valiente al recorrer el país por esa mujer. Blasco por su parte simplemente le hacía recomendaciones sobre que hacer y como pelear.

Con la ayuda de Blasco logramos retomar parte de la base. La granada de la que te platiqué al parecer fue activada por un superviviente lunático que había estado viviendo en uno de los almacenes.

El maldito suertudo había quedado en el mejor de los lugares y aún así se suicidó, el punto está en que, Blasco hizo de señuelo para alejar a la mayoría de los zombies hasta la alambrada para que nosotros pudieramos llegar hasta ese almacén, luego, utilizamos uno de los montacargas para arrastrar un contenedor y bloquear la puerta que había sido derribada.

No lo niego, fue dificil y arriesgado, pero funcionó.

Luego de siete días de estar tranquilo y dormir en un lugar un poco más espacioso y sin olor a mierda, Blasco dijo que era momento de irse. Le dije que no había necesidad, era más que obvio que estabamos en un excelente lugar.

Sin embargo él refutó rápidamente mis ideas recordándome que, aunque teníamos suministros para unos meses mas, estaríamos en dificultades cuando estos se acabaran.

Además, con tantos ventanales bajo los aleros del techo estaríamos expuestos a los simios. Supongo que mi sentido de supervivencia y mi entrenamiento se había conformado con no tener que dormir en el camion, pero, aunque sabía que tenía razón no quize hacerle caso. Ni siquiera cuando me dijo que no era seguro quedarse, pues no tardaría en oírse el maldito aullido de los simios.

A la mañana siguiente, se armó de víveres, tomó su espada, enfundó sus armas y llamó a Lucero, Guillermo, a tu padre, los cuatro niños y a mi, diciendonos que estaba en nosotros la decición, irnos con él o quedarnos en el almacén.

Expuso los argumentos, les habló de los monos, de la comida y de los peligros que enfrentarían en el camino. Su plan era San Juan de Ulúa donde afirmaba, estaba su familia, y sus amigos.

Lucero y Guillermo decidieron irse con ellos. Andrés y Pablo querían ir tambien, pero no lo permití, a mi parecer era una locura, si Lucero y Guillermo querían irse era asunto de ellos, pero no permitiría que esos niños murieran por, lo que yo pensaba, era una locura.

Ellos, sin embargo, insistieron en que, si no los dejaba ir, escaparían tarde o temprano e irían a buscarlo, finalmente accedí sabiendo que tenían más posibilidades si iban acompañados.Así fue como, el cinco de diciembre del año uno de la plaga, Blasco sacó unas baterías del almacén, algo de gasolina y se llevó a esos cuatro supervivientes del refugio.

Durante todos estos años pensé que había sido un suicidio, pero me negaba a ir a San Juan de Ulúa a comprobarlo, por temor a enfrentar mis temores, así como él, tenía miedo de enfrentar aquel maldito aullido.

-Lo del aullido me suena como un trauma de guerra. ¿Ese aullido no podía haber sido...? -la pregunta de Genaro fue interrumpida.

-¿Su imaginación? -respondió Almárraga- No, no creo, a menos que fuese locura colectiva. Una noche antes de que salieramos de ahí, la madrugada del siete de diciembre, yo también escuché ese ruido infernal.

Se oía distante, pero bastó para que me pusiera a sudar y temblar. Apreté mi rifle con tal fuerza que pensé que mis manos sangrarían y salí a enfrentarse con los zombies casi desarmado para encontrar un vehículo en condiciones. Recuerdas, como apuraba a tu padre, era mis nervios lo que me hacían hablarle de ese modo.

-¡Señor Almárraga! -una voz femenina llamó desde fuera de la tienda, ambos saltaron en sus asientos, pero, reaccionado en apariencia natural, comenzaron a reir discretamente- le informo que la tormenta está disminuyendo de intensidad, aunque Baruch dice que puede ser un ojo de huracán.

-Gracias Sara -contestó Almárraga, aún sonriendo-, dile a Baruch que aun así aliste equipo para cinco hombres, va a haber una incursión a territorio infectado.

Otra de las cosas que previó Blasco, y por lo que tengo que estar agradecido, fue dejarnos algunas armas y munición. Entenderás que viajaba ligero, pero aún así traía algo de plomo para defenderse.

A Valeria le regaló una Glock, que nunca le vi usar. A mi, una derringer que nunca esperé utilizar -Genaro nuevamente arqueo la ceja-, Almárraga sacó entonces de bajo su cama una pequeña caja de madera, de la que sacó una espléndida pistola derriger calibre .38.
Las derringer son pistolas de autodefenza, cañón corto, buen calibre, pero solo tienen capacidad para dos casquillos.

Él traía una consigo pues, llegado el caso, serían los dos únicos cartuchos que le harían falta, los de él y su novia. A mi me dejó otra, pues tambien necesitaría unicamente dos cartuchos para darnos a Vale y a mi un fin rápido y relativamente indoloro.

A tu padre le dejó una escopeta, escopeta que por cierto, hizo precisamente eso por tu padre cuando fue infectado durante una salida a territorio hostil.

Geraro, el favor que quiero pedirte es que vayas a buscar a Valeria a la fortaleza, y que la traigas con bien, y que si encuentras a algun superviviente en ese lugar, le des mis disculpas por nunca ir a ayudarles. Blasco me hizo un gran favor y me brindó su ayuda, jamás pude agradecerle, por favor, agradecelo de mi parte.

-¿Usted no irá, señor?-preguntó Genaro sorprendido.

-No, esta vez no, debo hacer algo.

-Bueno, los traeré hasta acá señor, y usted podrá agradecercelos personalmente -dijo Genaro mientras se levantaba.

-No creo que sea posible, pero si puedes traerlos, haslo, por lo que ponía ese papel, debe ser mas seguro aquí que en San Juan de Ulúa.

-Pues en ese caso, señor, voy en camino.

Almárraga entonces se acercó a Genaro, y dándole un caluroso abrazo, le dijo:

-Hace algunas noches, cuando el mar estaba en la calma previa a esta tormenta, escuché, espero y en una pesadilla aquel infernal aullido. Por eso, quiero que vayas por Valeria, para que, si fue real, evites que ella se encuentre con aquel terror olvidado.
-Que tengas suerte, hijo, gracias, cuidate y regresa con bien, y encárgate de cuidar de Valeria y de todos los de este viejo refugio.

Genaro salió de la tienda, y vio a su equipo esperándolo afuera, estaba colgándose su mochila, cuando un disparo sonó en el lugar. Las gaviotas de la playa volaron asustadas, y todos comenzaron a salir y otear, buscando el origen de tan inusual ruido, los guardias y vigías corrieron buscando la más mínima señal de peligro y toda la gente, armada con palos, arcos y barras de metal se reunieron para enfrentar el peligro, solo Gerano sabía su origen exacto, la tienda numero numero 64 del campo de refugiados.

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