viernes, 6 de marzo de 2015

Un buen libro



Estamos más que acostumbrados a que en estos tiempos el tema de los zombies sea la causa de moda del apocalipsis en las películas.
Desde "La noche de los muertos vivientes" (y a partir de ahí) se nos ha presentado la devastación de mano de mandíbulas putrefactas con la terrible e inigualable perversión de que esas bocas ensangrentadas que desgarran y arrancan la vida fueron hasta hacía poco nuestros congéneres.
Seres brutales sin conciencia, que causan muerte y destrucción debido a nuestra negativa natural a matar a un semejante, negativa que existe y que todos tenemos, aunque los más jóvenes, inexpertos y fantasiosos la nieguen con la premisa de la supervivencia.
A estos últimos yo dediqué mi segundo relato -sí, también estoy  en el tren del furor por los zombies, hasta el punto de escribir una considerable sarta de blasfemias (nueve narraciones, para ser exactos)- y es que siempre me ha resultado risible la actitud de algunos a minimizar el impacto psicológico que pudiera tener enfrentar a un enemigo de apariencia tan humana.
Es por eso que me llamó la atención este libro del que les hablaré ahora, mis estimados lectores potenciales.
Si bien no puedo decir que sea el mejor libro del autor en cuestión, pues no he leído otro libro de él, si puedo decir que sin duda alguna se convertirá en uno de mis libros favoritos, y es que nos muestra un “apocalipsis zombie” diferente, con un impacto psicológico inigualable que se vio bien reflejado en su adaptación fílmica (que por cierto, no he visto, pero que según he investigado es bastante fiel).
Y es que los asesinos en cuestión tienen las mismas ventajas del  zombie convencional: dícese el deseo asesino, la oleada masiva y la implacable necesidad de expandir su legado a individuos sanos… pero a eso, sumémosle algunos elementos de los zombies propios de Brian Keene (vale, hablaré de este escritor y sus libros otro día, pero mientras tanto enumeraré sus propiedades literarias) como son la capacidad de razonar, planear, cazar y maquinar formas de eliminar e infectar a sus víctimas…  hasta aquí suena mal… bueno, no es por joder mas pero también corren… jeje…
Bueno, pero estos peculiares “zombies” tienen también desventajas… la primera de ellas es que son muy vulnerables, no pueden infectar a todas las personas en base a su edad, no asustan en primer plano (aunque esto juega a su favor la mayor parte del tiempo) y no tienen la fuerza individual suficiente para enfrentar la de un hombre adulto… eso se debe a que estos zombies no son zombies, están vivos… y son niños…
Y he aquí la parte más importante del terror en el argumento principal de este libro en cuestión, el punto que hace a estos a unos asesinos que deben tenerse en cuenta, y es que, como reza el título de la película adaptada de este libro ¿Quién puede matar a un niño?
El libro se titula “El juego de los niños” y fue escrito hace ya algunas décadas por el escritor español Juan José Plans, y nos habla de una historia muy peculiar sobre un matrimonio inglés que llega a una islita de vacaciones para descubrir que unas esporas amarillas han convertido a los niños en perversos asesinos de adultos, aunque el libro es algo lento al principio el final no tiene pérdida.
Según me informaron poco antes de terminar de escribir esta entrada (20:49 06/03/15) hubo un remake de la película adaptada de este libro (no la he visto, no la recomiendo, use esta información bajo su propio riesgo, el abuso en el consumo de mapache puede ser malo para el alient… ok, eso ultimo olvídenlo)
Pues jueguen con la idea en sus mentes, que si bien la concepción de un niño zombie ya es demasiado para algunas personas, la idea de un cadáver pequeñito que camina hacia ti con ansias asesinas… pienso que oir la risa de un niño, en plena noche, y ver la visión de su pequeña ropita empapada de sangre, su manita empuñando un machete, y su sonrisa demencial dirigiéndose hacia ti puede ser igual de inquietante…
Recuerden la primera regla de supervivencia zombie: Nunca dejes que te acorralen.
Me despido por ahora prometiendo volver pronto.