sábado, 11 de agosto de 2012

Cronicas del dia Z # 4.1

"Z" [Cuarta Parte]

Armando fue consumido por sus propios sueños, literalmente, su valor y audacia quedaron reducidos a un cadáver pudriéndose en la calle, pero en la extinción humana bajo la plaga zombie aun hay historias de lucha por la vida.

"El valor no es la ausencia del miedo, sino la facultad de actuar a pesar de este". Cuatro mentes, cuatro historias se conjuntan para darle un nuevo significado a esa frase, la unión hace a fuerza y el ser humano es gregario por naturaleza, sin embargo, ¿Que tan útil es agruparse? ¿Hasta donde se puede llegar trabajando en equipo? ¿Que puede hacer un grupo de vivos contra un planeta infestado de no muertos?

"LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS"

1er Interludio

Un desolado panorama se extendía frente a los ojos de Omar, la vista era terriblemente repetitiva cada vez que llegaban a un nuevo lugar, la actual e inmisericorde sequía no hacía más que dar un aspecto aún más lastimero a las ahora agonizantes plantas que poblaban la zona.

Jardines descuidados ahora estaban convertidos en pequeños pedazos de jungla, era increíble lo que 2 meses y medio sin intervención humana podían hacer.

Ya era noviembre, día 75 de la plaga.

Una ardilla, subía ágilmente por la corteza de un marchito y descuidado ficus, y Omar, no pudo mantenerse quieto, con su optimismo característico, llamó la atención del grupo y la señaló con el dedo para que la vieran, luego refiriéndose al ficus, dijo:

-Si tuviera tiempo lo podaría. Como todos los días, sus chistes se perdían en el vacío, pues su compañía hacía dos meses y medio que no gozaba de muy buen sentido del humor, lo único que le indicaba que si lo habían oído es la siempre esperada respuesta de ese tal "Militar" que lo mandaba callar poniéndose un dedo en los labios.

Era un grupo pintoresco, en realidad, poco familiarizado entre sí. 8 personas, 8 personas que se las habían ingeniado para sobrevivir dos meses y medio en el infierno.

Omar vivía en Puebla de los Ángeles, y ahí se encontraba cuando se desató toda esta locura. Tenía 22 años, pero ya había sido gerente de tele mercadeo en una pequeña empresa, y estaba tratando de montar su propio negocio cuando, en Septiembre, al ver las noticias supo que algo andaba mal. Parecía una broma de mal gusto, pero antes de que pudiera pensar en otra cosa la situación ya había tomado Puebla, esparciéndose esta repentina epidemia de locura por todos lados. Si no hubiera sido por Blasco...Blasco... su viejo amigo... avanzó desde su pueblo natal hasta la capital del estado buscándolos a el y a Giovanni, su otro camarada.

No había día en que los dos no se preguntaran donde estará ahora, seguirá vivo o habrá muerto. La última vez que lo vieron estaban en un techo de una gasolinera, planeando lo que harían, habían acordado que Omar, Giovanni y el Militar, se encargarían de llevarlos a todos a salvo hasta el fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz donde se atrincherarían y reunirían, para planear el siguiente movimiento, todo eso mientras él se embarcaba en una posible misión suicida buscando a una chica en Michoacán. ¿Su novia? ¿Una gran amiga? ¿La única que conoce como fabricar la cura? todo podía esperarse de Blasco, Omar se decía continuamente a si mismo que si alguien era capaz de sobrevivir en este desastre, ese era Blasco.

Ahora, Omar, se encontraba atravesando otro pueblo, tan muerto como los anteriores. Por suerte no estaba solo, había otras 7 personas con él. Al separarse de Blasco, e iniciar su recorrido eran 13, pero la muerte rondaba por todos lados desde hacía días, y a lo largo del trayecto habían perdido a 5 de ellos en las garras de esos asquerosos engendros, de los que quedaban poco se conocía, en realidad solo conocía a Giovanni, pero los otro seis, ya se habían ganado su confianza.

Casi nadie hablaba mucho, pero por los escasos comentarios que había logrado tener, pudo saber algo acerca de sus nuevos amigos.Había 3 chicas, y 5 varones incluyéndolos a ellos dos, una de las chicas, venía de alguna parte de Barcelona, pero era originaria de México, había venido de vacaciones o algo así, y este embrollo la había dejado varada en territorio mexicano. Su nombre era Melissa Hernández, aunque prefería ser llamada Meli. Era muy bonita, piel blanca, pelo negro, hacía una excelente muestra de belleza, pero no parecía interesarse en nada mas que en sobrevivir. Lo cual a estas alturas no era raro.

La otra, era la novia del militar, nunca se separaba de él, era un poco más extrovertida, pero la muerte de su familia no le había dejado muchos ánimos de conversar, era de piel clara, pelo castaño corto, ojos verdes, la hacían verse muy bien, su nombre era Arlenne Cázares. Del militar solo conocía su nombre, Máximo, un sujeto como de treinta y tantos, curtido y preparado en el ejército, alto, de piel clara y ojos color miel, llegó con Blasco a Puebla y al parecer Blasco confiaba mucho en él, y por su parte el Militar le había tomado respeto a ese loco. Él los había enseñado a disparar los rifles de asalto, por alguna emergencia, ya que de preferencia era mejor huir, el ruido atraía como imán a sus cazadores.

La otra chica era morenita y gordita, no muy atractiva pero de temple de hierro, como de veintitantos o algo así, su nombre era Joreida, pero decía que prefería ser llamada Jolly, decía que en otros tiempos, específicamente antes de todo esto, era alegre y platicona, pero ahora, la situación en como logró sobrevivir le había quitado las ganas de reír, al parecer, su madre se sacrificó, dejándose matar para que ella tuviera tiempo de huir, luego, se la volvió a encontrar, pero ya no era la misma. El propio Blasco la eliminó, justo frente a Jolly, antes de saber que era su madre.

Enrique era un hombre pensionado, tenía 65 años cuando todo esto sucedió, constantemente decía que antes de que una de esas criaturas lo matara, moriría de un infarto. Él fue el que los ayudó a avanzar un buen tramo del trayecto en su vieja VAN, una camioneta que se estaba cayendo a pedazos. Su esposa había muerto hacía dos años, y el mismo decía que hasta hacía dos meses y medio hubiera dado lo que sea por que ella siguiera con vida, ahora daba gracias de que no haya tenido que ser testigo de esta pesadilla.

El otro tipo, David era un sujeto religioso, había sido un católico muy devoto, al principio se negaba a disparar aunque fuera necesario, pero luego, el Militar lo convenció de que las balas eran mejor que las avemarías para detener a esos engendros. Se pasaba las noches de luna, iluminando con las luces de su reloj de pulso las raídas páginas de una vieja Biblia que encontró, tratando de sacar una explicación divina a todo este infierno. Él decía optar por refugiarse en la basílica, pero Militar lo convenció de que el sitio mas seguro sería el fuerte de San Juan de Ulúa, si lograban llegar a el.

Giovanni era uno de los mejores amigos de Omar y Blasco, era un tipo alto, de constitución pesada, fuerte como un roble, también vivía en Puebla, estaba estudiando en la universidad, y había tenido el buen tino de buscar a Omar cuando todo este embrollo empezó. Cuando Blasco llegó a buscar a Omar, ya no tuvieron que atravesar una ciudad muerta para ir a buscarlo. Los tres estaban juntos de nuevo, como en los viejos tiempos. Sin embargo, cuando Blasco dijo que se separaría he iría a Michoacán a buscar a quien sabe quien, mientras que Omar insistió en seguirlo, Giovanni se quedó callado, Omar creía que Giovanni no quería dejar la seguridad que le hacía sentir estar entre ese grupo de personas, creía que tenía miedo a morir, y se sintió aliviado cuando Blasco dijo que iría solo, que todos los demás debían avanzar hacia San Juan de Ulúa.

-Se hace de noche, será mejor que busquemos donde dormir -Indicó el Militar.

Otro día mas que terminaba. Otra noche mas que pasarían con la incertidumbre de si habían elegido un lugar bueno o no. Omar no podía cerrar los ojos, sin abrirlos de golpe imaginando que entre las sombras se ocultaba la muerte tras de un montón de dientes cubiertos sangre. Las pesadillas lo asaltaban cada vez que por casualidad podía conciliar el sueño, todos en el grupo parecían pasar por lo mismo, los ojos cansados de Melissa se cruzaban ocasionalmente con los suyos, pero al parecer mas por desconfianza que por otra cosa, algo realmente malo debió pasarle a esa chica, pensaba mientras dirigía su mirada al resto de la compañía. Todos parecía pasar por lo mismo, miradas asustadas viendo hacia todos lados, tal vez buscando un sitio que pareciera seguro, tal vez buscando señales de esas cosas, quien sabe. Pero aun así, sabía dos cosas, primera, que esas cosas estaban ahí, cerca, acechando como siempre, y la otra, que tenían que encontrar un lugar alto, seco y seguro. Al doblar la esquina, distinguieron un grupo de esas cosas de pie frente a una casa, parados en medio del césped seco que les llegaba hasta las rodillas. Dos meses y medio y esas porquerías seguían de pie, la putrefacción se ralentizaba drásticamente, y apenas y se veían deteriorados, su ropa acartonada por la sangre, les daba un aspecto horriblemente irreal, no distinguió bien a todos, pero uno tenía los intestinos pútridos colgándole desde la cavidad abdominal, y su pecho y cuello estaban oscurecidos por una costra de sangre reseca.

Los no muertos, y pensar en todas las tardes que pasadas con Blasco frente a una pantalla, jugando a dispararles a esas cosas, si alguien les hubiera dicho en esos días, que llegaría el momento en que tendrían que enfrentarlas en vivo y... "Bueno, en realidad, aquellos no estaban vivos"... pensó en sus adentros...

Estaban a suficiente distancia como para no ser vistos por ellos, pero no debían confiarse, no sabían como, pero ellos podían detectarlos sin necesidad de verlos. En realidad no sabían casi nada de sus depredadores. Como había empezado todo, Tal vez un virus, o tal vez un derrame nuclear... David incluso decía que era el día del juicio. Todas eran teorías inconclusas.

El grupo atravesó rápidamente una avenida, pero no fueron lo suficiente discretos, los no muertos advirtieron su presencia y comenzaron a avanzar hacia ellos. Una maldición escapó de la boca de Meli, sin que dejara de avanzar encorvada tratando de perderse entre la maleza reseca, todos tratando de meterse entre las casas, buscando un muro o una valla que les permitiera perder a sus perseguidores. No era el ruido, ni los habían visto, los detectaban de alguna otra manera, decenas, tal vez cientos de ellos comenzaron a salir de entre las casas, levantarse de entre los descuidados jardines. Tan horribles, asquerosos y muertos como estaban desde hacía dos meses y medio. David comenzó a pasar las cuentas de su rosario por sus dedos mientras balbuceaba a toda velocidad algún rezo. El militar preparó el rifle, con el último cargador que les quedaba, y mando a su novia colocarse tras él, mientras caminaba a paso veloz entre los arbustos que alguna vez fueron tapias.

Por su parte, Omar y Giovanni cruzaron miradas para informarse que estaban listos para actuar si era necesario, sacaron un machete y un hacha respectivamente, se colocaron frente a Enrique y Jolly que únicamente llevaban un par de bates de béisbol. Meli, por su parte, con su temperamento característico caminó pegada a la pared de una casa en dirección al patio trasero, buscando una manera de librarse de sus perseguidores, una situación sumamente estresante, sobre todo por que las cinco veces anteriores en los cinco pueblos pasados, siempre habían dejado a uno en el camino. Siempre uno era sorprendido donde menos se lo esperaba y en el momento más inoportuno... Tal como ahora. Un par de manos salieron desde una ventana, rompiendo los cristales. Un hombre se deslizó de entre los trozos de vidrio hacia el exterior sin importarle que dejaba girones de su camisa y su piel en las puntas de vidrio. Al momento de la súbita aparición Meli no pudo evitar dar un grito.Era un hombre gordo y calvo con una horrible mordida en la boca que le había arrancado los labios y que ahora le daba una aterradora sonrisa. Su pierna había sido devorada parcialmente, lo que lo hacía caminar con dificultad, pero estaba a suficiente distancia como para ser un peligro para Meli, que estaba caminando justo frente a esa ventana en ese momento. Se abalanzó sobre la chica sin darle oportunidad de correr y la derribó con su abrumador peso, ella por su parte, gritaba que la ayudaban mientras forcejeaba con el cadáver para no alcanzar a ser mordida. Afortunadamente para ella, consiguió a meter el brazo izquierdo entre el cuello y la quijada del adversario lo que hacía que, a pesar de la enorme fuerza de su atacante, ella pudiera soportarlo, sin embargo no iba a tardar mucho en dejar de lanzar dentelladas a la cara de la chica y tratar de atacarla de otra manera. Cada vez que el no muerto lanzaba un mordisco a la cara de la pobre y asustada chica, ella podía sentir el hedor que despedía desde su interior. y podía ver sus ennegrecidos dientes, ansiosos de probar su sangre.

Los gritos de Meli, permitieron que ubicaran al resto del grupo, y las decenas de no muertos dirigieron su marcha hacia aquella casa, la que ahora ofrecía un festín esperado desde hacía ya mucho tiempo.

Omar, corrió a auxiliar a la chica, y utilizando la inercia de su velocidad, propinó una violenta patada a la cabeza del hombre. Esto aturdió al cadáver y ayudó a Meli a liberarse, Giovanni, trató de alcanzar a Omar y a Meli, pero otro cadáver se interpuso en su camino. Desde la casa aledaña había avanzado una mujer, su vestido blanco ahora estaba sucio y percudido y con grandes costras de sangre. Su cuello había sido descarnado por pequeñas mordidas y tenía la boca cubierta de sangre de otros. La no muerta, avanzaba a paso veloz en dirección suya con los brazos extendidos ansiosa de morderle. Giovanni se colocó en posición y cuando la tenía a alcance le lanzó una patada al tórax de la criatura, la patada, aunque potente, no bastó para derribarla, pero si para hacerla retroceder unos pasos, esas cosas ya no tenían funcionando sus terminales nerviosas, así que, ni el golpe más contundente podía dañarlos, a menos que atacaran la... Giovanni recordó de súbito, la cabeza, el cerebro aunque severamente deteriorado, sigue funcionando, esa es la raíz de todo su comportamiento... sin pensarlo dos veces, lanzó un hachazo contra la mujer, pero falló, el hacha se clavó entre su clavícula y omóplato izquierdo, quedando atascada ahí, la criatura, sin inmutarse por la herida se abalanzó sobre Giovanni, quien, en un súbito e inesperado arranque, se lanzó en una embestida con los brazos por delante, una locura, pero funcionó... derribó a la no muerta y desencajó el hacha, ahora, aprovechó el hecho de que la criatura estaba en el suelo para tomar con ambas manos la pesada hacha de leñador, y propinó un certero tajo al cráneo de la zombie, entre el frontal y el temporal izquierdo, justo arriba del ojo, haciendo que brotara la materia pútrida que alguna vez fue su cerebro...

Omar fue rápido en reacciones, a pesar del dolor que le venía de haber pateado el cráneo de ese no muerto. Antes de que el zombie se repusiera del todo se coló a su lado, y empuñando con la mano derecha el machete, dirigió un certero golpe con todas sus fuerzas a la nuca de la criatura... El machete se encajó profundamente en el cuello del hediondo, no logró decapitarlo, pero dejó de moverse, al menos del cuello hacia abajo, tras fracturar las vertebras cuarta y quinta lo dejó parapléjico...-Creo que lo lisiaste -dijo Jolly con admiración-No creo que le importe mucho -respondió Omar con sarcasmo- Andando, ¡Por aquí!Meli por su parte, se apuró en halar a Arlenne, mientras Máximo se ocupaba en cubrir la retaguardia, no tenía intenciones de disparar a menos que fuera estrictamente necesario, un disparo en esa ciudad muerta se oiría a Kilómetros de ahí, lo que atraería a centenares de esas criaturas... pero si acaso alguno se acercaba mas de lo que a él le gustaría, le perforaría el cráneo. -¡Momento! gritó Meli-¿Que ocurre? -dijo Máximo-¿Donde está el señor Enrique y el señor David?En la conmoción de los sorpresivos ataques había perdido de vista a dos de sus compañeros. -¡Maldición! -Exclamó Omar. Los no muertos ya estaban cubriendo la calle del frente, no les quedaba mucho tiempo para reaccionar. -Hacia la parte de atrás ¡Rápido! -ordenó Máximo-Militar ¿Que pretendes? ¿Abandonarlos? -vociferó Omar.-Solo corre, si vivimos, ya veremos que hacer.

Al llegar al patio trasero de la casa, encontraron un jardín igual de descuidado que el del frente, pero aun más perturbador. El traspatio estaba adornado con juegos infantiles, la resbaladilla y el columpio podían atestiguar que, hasta hacía dos meses y medio un niño o una niña había jugado en esos juegos que ahora eran consumidos por la corrosión.Meli miró con indignación aquellos silenciosos testigos de un pasado feliz, Jolly y Arlenne por su parte cedieron a las lágrimas, lo hacían siempre que se encontraban con esas pruebas mudas que les hacían recordar sus vidas pasadas, los momentos felices con su familia... Omar y Giovanni por su parte prefirieron no prestarle mucho interés, y se acercaron al muro de granito que le alzaba frente a ellos. Omar saltó para asirse del borde del muro, y consiguió levantarse lo suficiente como para otear del otro lado, lo que vio, casi lo hace caer de espaldas...El grito, aquel jodido grito hizo que decenas de esas cosas se amontonaran al otro lado del muro... Imposible avanzar por ahí, estaban atrapados. El militar llegó corriendo, para unirse al grupo, los no muertos ya habían abarcado toda la calle del frente, no tardarían mucho en llegar al patio trasero. Un escalofrió corrió por su espalda al ver el rostro de Omar y Giovanni, estos aun no habían dicho nada, pero militar entendió perfectamente el mensaje, no había salida. El rostro de Arlenne se descompuso cuando comprendió la situación, Meli, miró incrédula como sus compañeros colgaban las manos, en señal de que no quedaba ya nada por hacer, Jolly, únicamente agachó la cabeza y unió ambas manos frente a su mentón como pronunciando una plegaria... Que al parecer fue respondida...Una piedrita golpeó el hombro de Omar, al buscar el origen de esta, pudo ver a Enrique y a David, haciéndoles señas desde el techo de la casa vecina...Comprendió rápidamente el mensaje y en una súbita reacción se lanzó a correr hacia la tapia que dividía las propiedades. Era una pequeña división hecha con arbustos de limonaria, muy descuidados pero no intraspasables...Todos comenzaron a correr tras él, solo el militar esperó un poco, y levantando el rifle abrió fuego contra los primeros no muertos que llegaban al traspatio, tal como esperaba, los disparos hicieron que la muchedumbre reaccionara... centenares de manos comenzaron a golpear y arañar el muro trasero, y cientos de pies apuraron el paso en esa dirección.

Omar y Giovanni se colocaron frente a la puerta trasera de la casa, no sabían si había algo dentro o no, así que Omar preparó su machete mientras Giovanni desencajaba a hachazos la puerta.En cuanto la puerta cedió entraron a toda prisa buscando una escalera que los condujera hacia el techo. Encontraron una escalera de metal que subía por una pequeña puerta, subieron todos a toda velocidad, animados desde arriba por Enrique y David. Cuando Militar, el último en subir, se reunió con ellos, el hacha de Giovanni tomó otra función, desencajar la escalera del cemento para que no pudieran alcanzarlos. Militar, se colocó sobre la entrada, apuntando con el rifle, si algún no muerto quería subir, él lo haría bajar.

El hacha no era una herramienta propia para romper cemento, así que la labor fue ardua, sobre todo una vez que, debido al mal uso, el hacha perdió el filo, pero al final, pudo derribar la escalera justo cuando el primer no muerto estaba llegando a ella.

Todos se tendieron en el techo, mientras la adrenalina se diluía en sus cuerpos. Al parecer se estaban acostumbrando. Al principio, vomitaban por el excesivo flujo de adrenalina, o por la sensación de vértigo al ver la muerte de tan cerca, pero ahora, ninguno sentía nauseas, solo agradecimiento de aun estar con vida.

-Al menos encontramos un lugar para descansar -Dijo Omar en tono hilarante, pero nuevamente, nadie sonrió siquiera, ellos seguían vivos, pero su humor ya había muerto hacía dos meses y medio.

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