sábado, 11 de agosto de 2012

Cronicas del dia Z # 3

"Las crónicas del día Z" (3ra. Parte)

Ana María murió, la mataron sus dolorosos recuerdos... pero el mundo de los no muertos tiene mas historias escritas con sangre...
La ciencia ficción siempre ha facinado al hombre. Desde las epopeyas míticas de la antigua Babilonia, Grecia y Roma, hasta los actuales super-héroes han cautivado mas de una mente. Sin embargo, la linea que divide lo que consideramos real o ficticio es aun mas delgada en nuestro cerebro, lo que en ocaciones nos cueste trabajo distinguir entre realidad y ficción... Esto nos puede matar si la ficción se vuelve realidad...

Héroe de Juguete"

Armando era un tipo como tantos otros, un chico joven y soñador, hasta un tanto infantil. Su vida transcurrìa sin preocupaciones, y era muy apreciado en su comunidad. Sus vecinos lo querían pues era un muchacho muy amable y conversador, pero todos coincidían en que era un poco holgazán.
A sus 19 años, tenía obesidad, no tenía empleo, había querido entrar a una prestigiosa universidad, pero no pudo, asì que se conformó con entrar en otra, no tan famosa. Su madre, lo apoyaba mucho, pero el la había tenido que dejar sola en su pueblo natal e irse a vivir con una tía, para ir a estudiar a la ciudad. Con todo, siempre que podía la visitaba. No tenía amigos de su edad, puesto que todos los chicos lo consideraban muy infantil, tampoco tenía novia, su único amigo, Rafael, era dos o tres años menor que él, delgado de complexión pero sin condición física.

Ambos disfrutaban de lo único en lo que Armando era bueno, los videojuegos. Les agradaban los de disparos, entre mas sangre y desmembramiento ubiera, mejor para ellos. El gore les resultaba sumamente llamativo, y podían pasar horas jugando frente a la televisión.

Contínuamente visitaban a Máximo, un ex militar, como de Treintaitantos, retirado del cargo por descerción. Al parecer, sus superiores se envolvieron en asuntos turbios de drogas, y cuando Máximo no quizo entrar en el negocio estuvieron a punto de matarlo. Máximo apenas y pudo salvarse, y de paso, demostró su sentido de justicia, entregandolos a la ley. Sin embargo, luego de eso, desertó sin explicaciones y se retiró a vivir en aquella pequeña ciudad del norte del estado de Puebla.
A Armando le gustaba visitar a Máximo, pues la casa de este estaba llena de reliquias militares,heredadas de los abuelos de Máximo.
La vida de Armando transcurría tranquila, entre televisión y disparos en las consolas...
Sus expectativas de diversión quedaron rebozantes cuando llegó a sus vidas Resident Evil, ese videojuego con sangre y violencia se convirtió rápidamente en el favorito de Armando y de Rafael.

Lo jugaron de cabo a cabo, conocían sus secretos, conocían sus personajes, conocían su historia.
Soñaban despiertos con ese juego, y no podían esperar a que salieran las secuelas. Del diario platicaban que harían si se encontraban en esa situación, se imaginaban corriendo entre calles infestadas de zombies, abriendose paso a fuego y sangre, se imaginaban salvando a sus familias, compañeros de clase y a Máximo, y convirtiendose en héroes como los de su videojuego.
Rafael visitaba las páginas de Internet que hablaran sobre el juego, y Armando continuamente iba a presumirle a Máximo sus "conocimientos de balística" repitiendo como un papagayo las descripciones de las armas de su juego.

Armando y Rafael soñaban con que ocurriera un desastre así, para poder salvar al mundo y así convertirse en héroes.

Debido a eso, cuando un día de septiembre las noticias internacionales comenzaron a hablar sobre disturbios a nivel mundial, el corazón de Armando comenzó a latir mas rápido. Las escenas, llenas de censura que escandalizaban a otros, hicieron que el casi saltara de alegría.
Mientras que otros se preguntaban que ocurría, el en su interior sabía que su sueño estaba por cumplirse.

Se lo comentó a Rafaél, y juntos acordaron que debían prepararse para "salvar el mundo". También se lo comentó a Máximo, pero este se rió en su cara, era una idea absurda, incluso para Armando.
Así que sin decirselo a nadie mas, comenzó a "prepararse", tal como lo había visto en su juego.

Consiguió unos pantalones con estampado militar, le quedaban algo ajustados, pero era muy parecidos a los que utilizaba uno de los personajes de Resident Evil; también consiguió unos mapas de las cercanías, y trazó mapas, al estilo de su juego, sobre los lugares que el conocía, y marcó en su croquis, "puntos clave" como hospitales, comisaría de policía, y cosas por el estilo, pensando en que eso mismo había en el juego; No pudo comprar un cuchillo de combate, así que compró el cuchillo de cocina mas grande que pudo; fabricó una "ganzúa" con algunos clips; y como no pudo conseguir un encendedor Zippo, como los de su juego, se conformó con un encendedor desechable de butano.

En cuanto a las armas, según el no había problema. Pues la comisaría de policía estaba a solo 8 cuadras.

Rafael por su parte, decía estar confiado de un rifle calibre .22 que tenía su padre, y que el sabía utilizar muy bien (lo cierto es que apenas y lo había disparado unas cuantas veces, y no tenía una puntería prodigiosa).

Ambos se sentía preparados para lo que viniera, mientras el mundo a su alrededor seguía callendose a pedazos.

La censura informativa fue férrea casi hasta el final. Un par de famosos cronistas de las dos principales cadenas nacionales, se encargaron de mantener informado al público de la situación, la cual iba de mal en peor.
El vecino país del norte, Estados Unidos, estaba con la mierda hasta el cuello, en su territorio se presentaron estos primeros casos. y debido a la colindancia y facilidad de acceso a México, rápidamente se propagaron casos en territorio nacional. Principalmente en los estados colindantes y en aquellos en que había aeropuerto.
A lo largo de una semana de especulaciones y ambiente muy tenso, una semana en que el desastre se había asomado ya por la ventana, en la forma de ataques similares en pueblos cercanos al del Armando, una semana bastó y la censura se rompió y Armando por fin pudo ver la montaña que se le venía encima.
Las escenas con las que se despidió el último cronista vivo de Televisión Azteca fueron las que mostraron la verdad de la situación: No hay mas espacio en el infierno, y los muertos caminan en la tierra.

Armando pudo ver por fin el rostro de sus pesadillas, y era aun mas horrible de lo que el creía.
En la fría pantalla de su televisor pudo ver gente muerta, matando... un hombre desfigurado a mordidas con el torax abierto y sin un brazo, avanzar en dirección al camarógrafo. Una mujer a la que le habían descarnado la espalda, arrodillada sobre un niño que aun se retorcía de dolor. Un grupo mixto de gente de todas las edades huyendo de otro grupo casi igual, solo que muerto. Informaron que aquellas criaturas que hasta hacía poco habían sido personas avanzaban en hordas de varios individuos diezmando a lo que se encontrara a su paso.

Armando se retiró sin aliento del televisor, salió de su casa, olvidandose que dejaba sola a su tía, y fue a buscar a Máximo para pedirle ayuda, pero cuando encontró su casa cerrada por fuera, comprendió el mensaje, él debía hacer lo mismo.

Regresó a su casa, cenó sin ganas y se retiró a su habitación aun sin poder asimilar del todo lo que ocurría, toda la noche la pasó sin dormir, lo que lo hizo escuchar desde su cama, todo el drama que se desarrollaba fuera de su habitación.

Como a las 3:30 de la madrugada comenzaron los gritos a la lejanía, luego disparos esparcidos en diferentes puntos. Por una avenida cercana podían oirse autos circulando a toda velocidad.

A las 4:07 am, la situación ya había invadido la ciudad. Se podían oir las sirenas de patrullas y ambulancias que subían y bajaban por todas las calles, los disparos ahora se escuchaban por todos lados, una guerra se había desatado en las calles. Los gritos ya se oían por doquier, y podía oirse gente corriendo en todas direcciones, y otros más que caminaban... únicamente camiban...

4:22 am, gran parte de los ruidos habían cesado... al menos en esa parte de la ciudad. No se oía más gente corriendo, ni tantos vehículos, ni disparos y habían cesado los gritos... solo esos caminantes... esos extraños que no corrían asustados, sino que solo caminaban... ahora todo era aun más perturbador, pero Armando no tenía el valor de asomarse por la ventana.
Estaba tan asustado que casi se desmaya cuando su tía llamó a la puerta.
Armando, no se movió por un momento, pero su tía insistió en que le abriera, se oía asustada, sin duda había oído todo aquel escádalo que se desarrollaba fuera... cuando estaba a punto de contestar el sonido de cristales rompiéndose le hizo encojer el corazón... alguien o algo había roto la ventana de la cocina...
Armando se cubrió con una sábana la cabeza y se puso a llorar como un bebé ahí en su cama... pudo oír a su tía gritar de terror, y suplicar que se fueran... que la dejaran... luego oyó sus pasos tratando de uir de otros pasos, mas lentos, torpes y numerosos... escuchó la puerta del frente y luego olló como si ubieran derribado la mesa de la sala... tambien olló como derribaban a su tía mientras ella le gritaba: "Armando ayudame!!! ahhhhh!!!!"... ni que decir de los gritos que siguieron a eso... Armando lloraba en silencio mientras oía el inconfundoble sonido de la carne siendo arrancada de los huesos...

4:49 el festín terminó, dejó de oir ese asqueroso ruido, y nuevamente olló el incesante caminar de aquellos invasores... sus pasos llendo y viniendo por todo el pasillo, deteniendose un poco cada vez que pasaban frente a su puerta, como si persivieran que alguien vivo estaba cerca, Armando no se atrevió a moverse.

5:36 Está empezando a clarear, pero Armando no se ha atrevido a moverse, aun puede escuchar a los monstruos al otro lado de su puerta, pero además de eso y de los caminantes que están fuera de la casa no se oye otra cosa, hace ya una hora que no se escucha un auto, o un grito o alguna señal de vida en la ciudad.
En ese instante se oyó un disparo a no muy lejos de ahí... un único disparo y nada más.
Pudo escuchar la reacción de los caminantes que se encontaban en su casa, que de inmediato salieron caminando seguramente buscando al causante de ese disparon tratando de convertirlo en su próxima victima.

Solo entonces se atrevió a moverse. Despues de darle muchas vueltas al asunto decidió continuar con su plan, se vistió y armó con su equipo, y empuñando firmemente el cuchillo se atrevió a asomarse fuera de su habitación.

El panorama parecía sacado del infierno... la sala donde apenas el día anterior había visto las noticias ahora estaba volcada totalmente. Había sangre manchando los sillones, la alfombra estaba empapada, había girones de piel y cuero cabelludo regados por doquier y un zapato tennis de su tía estaba tirado en la esquina... Armando casi vomita cuando al verlo mas detenidamente notó que el pie de su tía aun estaba dentro del zapato. La puerta del frente estaba abierta... su tía alcanzó a abrirla antes de que la mataran. Al parecer habían entrado unos 3 pues había 4 pares de huellas plasmadas con sangre saliendo por la puerta principal, la de sus tres atacantes y la de su...
Al fijarse mas detenidamente en las huellas pudo notar algo... Su tía se había levantado e ido a algun lado, pero no había salido de la casa... los 4 pares de huellas tenían zapatos y a su tía le faltaba un pie... de haber salido por ahí serían 7 pies dibujados con sangre... no 8...
Acababa de pensar esto cuando un sonido humedo y firme sonó tras él... como si alguien ubiera golpeado el piso con un martillo envuelto en un paño humedo...

Armando volteó lentamente y entonces vió a la que hasta hacía unos minutos había sido su tía...
Le habìan arrancado media cara a dentelladas, y su cuello estaba descarnado del lado izquierdo, del lado derecho le habían devorado el seno, abierto las costillas y devorado el pulmón, y le habían arrancado los gemelos de la pierna izquierda y le faltaba el pie desde el tobillo, eso producìa aquel ruido, el golpe del hueso sangrante en el piso.

En cuanto su tía se avalanzó sobre él, Armando salió corriendo como un lunático, avanzó unas tres cuadras y entonces se detuvo a tomar aire y entonces el pánico lo invadió...
El susto que le había puesto su tía no permitió que notara aquella Dantesca escena...
columnas de humo elevandose en diferentes puntos de la ciudad... manchas de sangre por todos lados... autos abandonados con las puertas abiertas, los cristales rotos y los interiores ensangrentados... animales desollados en cada esquina... y silencio... solo silencio...

comenzó a caminar despacio y discretamente en direccion a la avenida cercana, notando que en su loca carrera había perdido el cuchillo que llevaba como arma...
Cuando llegó a la avenida pudo ver a unos metros algo que le devolvió la esperanza, tirado a media calle estaba un cadaver de un policía, con un reluciente artilugio negro colgado en la espalda...
Una escopeta.

En cuanto llegó a donde él estaba pudo comprender lo que pasó.
El disparo que había sacado a los caminantes de su casa fue el que este hombre ocupó para suicidarse. al ver que era lo que ocurría, este hombre puso el cañón de su revólver en la sién y haló el gatillo.
Pero eso no importaba ahora. Armando quitó con cuidado la escopeta de su antiguo portador y la examinó bien. En el cañón ponía Remmington, calibre 12. Una hermosa escopeta de corredera, como las de su juego. Armando nuevamente se sintió como antes, despues de tantos miedos al fin había alcanzado su salvación... Recogió también el revólver, ponía Colt Cobra calibre .38 Armando creía que todos los revolver se llamaban Magnum y que tenían que ser calibre .357 o .45, pero no le importó, se sentía invencible con la escopeta, se hechó a la bolsa el revólver y buscó munición en los bolsillos del policía.

Entonces los escuchó...

Se oyeron los pasos de una multitud acercándose, Armando levantó la vista y vio a varios de esos seres saliendo de algunas de las calles aledañas, pero ahora estaba en un periodo de euforia, se sentía poderoso con su escopeta.
Los contó rápidamente... 29... 29 criaturas acercandose a él.

Los no muertos avanzaban inmutables, y al caminar formaron dos grupos, uno frente a Armando y otro tras de él...
Armando, tenía oportunidad de correr, pero se sintió confiado, tenía un arma en las manos, y con eso ya era invencible, de acuerdo a su juego podía derribar hasta a 3 de un disparo de escopeta, y tenía una "magnum", bueno, un revólver con 6 balas... mas la munición que le quitó al cadaver, algo así como otras 9 balas de Colt...
Suficientes para acabar con este montón de engendros... creía él...
Mientras él hacía estas cuentas los no muertos seguían avanzando, ya estaban a unos 12 metros de él, y seguían caminando imparables...

Armando empuño la escopeta a la altura de la cadera, sin apuntar, tal como en Resident, haló el gatillo y... nada... Armando, con nerviosismo trató de pensar y recordó que en el juego halan "la cosa debajo del cañón", así que tiró de la corredera... un cartucho sin percutir salió por el liberador... Armando volvió a halar del gatillo y nuevamente no ocurrió nada... haló de la corredera y otro cartucho hábil salió arrojado... repitió esta operación 5 veces... hasta que dejaron de salir los cartuchos, y no pudo disparar ni uno... en los videojuegos nunca te dicen que las armas tienen un seguro...

Los muertos avanzaron sin vacilar y ya estaban a unos 6 metros, ahora estaba atrapado... con no poco esfuerzo, Armando sacó el Colt, apuntó lo mejor que pudo y haló el gatillo... el cañón del revólver, de apenas 2 pulgadas provocó un sonido que asustó tanto a Armando que soltó el revólver... en las películas y los videojuegos siempre atenúan el sonido para hacerlo más estético... Pero él pudo ver que ni un solo zombie calló, no acertó el disparo...

Armando se agachó presto a recoger el revólver y cuando levantó la vista pudo ver a los engendros a apenas unos 3 pasos de él... pudo ver sus pútridos rostros acercandose ansiosos de la sangre de Armando... pudo ver un rostro conocido...

Era Rafaél, o, lo había sido hasta hacía poco... le habían arrancado la carne de la mejilla izquierda, hasta la altura de la mandíbula... su hombro derecho estaba descarnado a mordiscos, y una profunda mordida en su cuello, del lado izquierdo había arrancado gran parte de él, incluyendo la vena yugular... le habían destrozado el estómago y arrastraba sus intestinos por el asfalto...

Armando no pudo hacer ya nada... soltó el revólver y se puso a llorar nuevamente mientras Rafaél y compañía se le iban encima y lo mataban...

El despertar de Armando fue como el de tantos otros ese día... Entre 1 y 30 minutos luego de la muerte, algo activaba las funciones de la parte más primitiva del cerebro, una serie de violentas convulsiones atacaban el cuerpo y, mandabam impulsos electricos ligeros a el resto de las áreas de los miembros, luego, los tendones en algunas areas entraban en accion lo que generaba más movimientos involuntarios... y al final, se habrían los ojos, los cuales, debido a un ralentizado proceso de putrefacción, se iban cubriendo de una película viscosa de color amarilla o blanca... luego, el cerebro, o mas bien dicho, el cerebro reptiliano, la parte más básica de nuestra masa encefálica, activaba el resto del cerebro... el cual, debido a el lento pero constante proceso de putrefacción ha comenzado a descomponerse, tiene problemas al cordinar los ahora constantes impulsos que lo llaman a levantarse y moverse. No siente dolor, ni miedo, ni frio, ni calor, solo hambre y un extraño sentimiento de furia... como si sintiera envidia de los vivos. Estos dos detonadores lo hacen atacar a toda forma de vida animal o humana que se cruze en su camino.

Sin embargo, Armando, aunque sus instintos primarios lo incitaban a moverse, él no podía hacerlo, tal había sido la violencia del ataque de aquella horda que lo habían dejado lisiado, una de sus piernas la arrancaron desde el muslo, estaba como a unos dos metros de él, totalmente descarnada del tobillo hasta arriba... de la otra, arrancada desde la rodilla, no había ni señas. Sus brazos no habian tenido mejor suerte, una serie de profundas mordidas en el antebrazo le habían roto el hueso, lo que hacía que, aunque pudiera mover la mano, no podía dirigirla a donde él quería, solo colgaba, inútil, de su lacerado antebrazo. El otro brazo lo habían descarnado totalmente desde el hombro hasta la mitad del brazo, y al no tener tendones no podía moverlo.

Ahí estaba, con el torax abierto, tirado boca arriba, desecandose al sol...
Despues de varias horas de contemplar inconciente el cielo, unos sonidos hicieron reaccionar y enfurecer hasta la ultima putrefacta célula de Armando...
Eran dos tipos de sonidos, uno de ellos eran ruidos rápidos, pero apagados y pausados, de haber sido el antiguo Armando, ubiera distinguido que eran pasos, pero no pasos torpes sino ágiles, sigilosos, vivos...
el otro sonido era más rítmico... Armando no lo sabía, pero si estuviera vivo no ubiera podido escucharlo, era como un especie de don que tenían solo los no muertos... una especie de manera de detectar a sus presuntas víctimas... era la capacidad de escuchar esos sonidos, sonidos como de pequeños tambores, que surgían cuando había comida viva cerca... ahora podía saber que había dos... uno de esos sonidos venia siguiendo al otro, el de atras estaba desafinado... iba rápido, asustado... pero el otro, iba normal, calmado como si no pasara nada... un par de corazones palpitandes delataban que en las cercanías aun había personas vivas...

Armando volvió la mirada en dirección a aquel sonido y pudo ver a dos humanos acercandose a el. su furia se encendió aun más, podía oir el miedo en el corazón de uno de ellos, el que tenía aspecto más frágil, Armando ya no sabía distinguir entre hombre o mujer, pero ese era más débil, frágil, delicado... una chica... Si fuera el antiguo Armando la habría reconocido, a ella, y al tipo que la acompañaba, y a quien ahora, miraba con rabia asesina...
Si hubiera sido el antiguo Armando habría reconocido aquel rostro varonil que ahora, hacía un gesto de repelus al ver el despojo en que se había convertido Armando... Era Máximo...
Quien despues de recoger los cartuchos de escopeta, el revólver y algunos cartuchos regados que se calleron cuando los no muertos devoraban a aquel desafortunado de Armando...

Armando sentía una furia indescriptible, ya que aquel humano no le temía, estaba tan cerca y no se asustaba, podía sentir su vida y no podía hacer nada para masticarlo...
Máximo por su parte, empujando por la frente hacia el suelo la cabeza de Armando, introdujo la hoja de su cuchillo por su paladar hasta su cerebro acabando así con la existencia más patética del mundo, no sin antes despedirse con su sarcasmo carácteristico:
-"Adios, héroe de juguete".

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